The Green Mile (1999) – Un viaje conmovedor entre lo sobrenatural y la humanidad
The Green Mile, dirigida por Frank Darabont y basada en la novela de Stephen King, es una obra maestra del drama que nos transporta a la década de 1930 en el corredor de la muerte de una prisión sureña. A través de una narrativa intensa y profundamente emotiva, la película no solo explora la justicia y la moralidad, sino también el misterio de lo sobrenatural y la compasión humana.
Tom Hanks encarna a Paul Edgecomb, el jefe de los guardias de la prisión, un hombre que ha visto de todo en su carrera, pero cuyo mundo cambia para siempre con la llegada de John Coffey (Michael Clarke Duncan), un gigante de fuerza imponente pero de alma inocente. Coffey, condenado a muerte por el asesinato de dos niñas, posee un don inexplicable: la capacidad de sanar con sus manos. A medida que Edgecomb y sus compañeros guardias (interpretados por David Morse y Barry Pepper, entre otros) descubren la verdad sobre Coffey, se ven obligados a cuestionar el sistema judicial y el peso de sus propias creencias.
Lo que hace que The Green Mile sea tan impactante es su capacidad para equilibrar lo crudo y lo conmovedor. A lo largo del metraje, vemos actos de crueldad inhumana—representados magistralmente en el personaje de Percy Wetmore (Doug Hutchison), un guardia sádico—pero también momentos de profunda belleza y redención. La película nos recuerda que, incluso en los lugares más oscuros, la humanidad y la bondad pueden brillar con fuerza.
Michael Clarke Duncan ofrece una de las actuaciones más memorables del cine, dotando a John Coffey de una vulnerabilidad y una ternura que hacen imposible no empatizar con su destino. Su frase recurrente, "Estoy cansado, jefe… de todo el dolor que siento y oigo en el mundo", es un eco desgarrador de la tragedia que representa su personaje.
Con una cinematografía impecable, una banda sonora envolvente de Thomas Newman y un desarrollo pausado pero absorbente, The Green Mile es más que una historia de prisión: es una reflexión sobre el destino, la injusticia y el poder de la fe. Su final, conmovedor y devastador, deja una huella imborrable en el espectador, convirtiéndola en una de las películas más inolvidables del cine moderno.